- Géminis, bipolar y a su servicio - Terminó
de escribir y firmó el resguardo.
La chica de rojo sonrió descarada y forzo
samente al escucharle, contoneando las pestañas en un alardeo d
e mal gusto. No había dominado nunca el arte de la seducción y
cuando lo intentaba, sentía que podía verse igual que un actor de teatr
o tras la gran pantalla.
- ¿A mi servicio? No me lo digas dos veces, que tengo tus datos.
- Me gustaría que los usases, el fin ya
, que sea el que tú decidas.
Y luego le dejó marchar, mientras le observaba, caminando a pulso para no rozarse con nadie más.
- Buenos días, ¿qué tal?
Y volvió a pensar en si realmente esa era su entonación cuando antes saludaba sin ni siquiera pensarlo...
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