- con resonancias de espalda -
vamos a contar mentiras, tralará... vamos a contar mentiras.
- que ya no me importas
- que no soy de plastilina
- que me vuelto valiente
- que no me hipnotizas
- que has vuelto
vamos a contar mentiras
tralará.
me piden que no me ilusione. Ha llegado un momento en el que la madeja de hilo no tiene principio ni fin y cuando caminan mis manos buscando una forma de llegar al comienzo, se enredan entre nudos, entresijos, y cadenas enlazadas de todo, menos de nada.
Busco refugio en cualquier regazo que no sea el que ya existe para convencerme de que sigo siendo capaz de conseguir lo que me proponga, y luego me quedo loca cuando entiendo que no son ellas las que han venido a rescatarme.
A mí nadie me rescata porque no hay de dónde.
Siempre un lugar al que ir que nunca es el de quedarse.
Dame luz verde.
He convertido mis días en cucuruchos de vapor que se deshacen al intentar ser atrapados.
Siempre hay opción de tomar cafe y volvernos superheroínas, contarnos historias sin nombre, tal vez hacer cualquier intento que fuerce que nos rocemos, y sepamos todo en un par de segundos. Medir palabras para decir cosas desmedidas, y seguir sin convencernos, ni a nosotras mismas.
Ya ves, el poder de un café...
un café puede ser el comienzo de un polvo
o el final de una vida
y aún así,
seguirá siendo el mejor recurso.
vienes despacio para que lo piense más rato, y entre silencios, me confiesas que has cambiado.
vuelves a ser redentora de mis ganas de tenerte, y lo único que quieres, es volver a ubicarme a tu derecha, para que no me marche nunca...
cuan injustas pueden llegar a ser las cosas
todas te ofrecen café...
yo meternos dentro
y tú miedo, de saber que seríamos invencibles
consigue que ni me escuches...
consigue que ni me escuches...
